Pueblo de Bolivia:
A mediados de septiembre, el vicepresidente Álvaro García Linera, anunció que a fines de año empezarán las negociaciones con las transnacionales interesadas en el litio boliviano. En octubre el presidente Evo Morales y sus ministros, lanzaron una contradictoria serie de anuncios sobre un acuerdo con Irán para industrializar el litio. Paralelamente, los aparatos de comunicación gubernamental colmaron los medios con informes rebosantes en millones de dólares y toneladas que auguran un boom del blanco metal. La conducta de nuestras autoridades hizo recordar a quienes hace casi una década tenían como mejor enjuague bucal un supuestamente inagotable mar de gas.
Una singular coyuntura marca esta fiebre verborrágica: el agotamiento mundial de las fuentes de hidrocarburos fuerza el nacimiento de una era basada en vehículos eléctricos cuyo eje energético es el litio. El monstruo del consumismo neocolonial busca otro alimento para satisfacer su insaciable voracidad.
A lo largo del presente año el Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) recibió ofertas y visitas de empresas coreanas, japonesas, francesas, brasileñas y recientemente, las mencionadas, iraníes. Lo más granado de la élite plutocrática mundial se acercó a los representantes del Poder Ejecutivo. Hasta el momento, el pueblo boliviano ignora los alcances y características de aquellos encuentros. Intriga además una serie de experimentos pilotos y tomas de muestras ya iniciadas en el desierto de sal.
García Linera ha asegurado que el Gobierno negociará con la empresa que cumpla dos condiciones: “Que el Estado tenga mayoría de las acciones en la empresa que explote este mineral y garantizar la fase de la industrialización”.
Nos preguntamos: ¿el Gobierno del MAS ha logrado imponer esas condiciones a las transnacionales de los hidrocarburos y la minería? ¿No vemos acaso que Petrobrás, Pepsol, Total, British Gas y otras transnacionales reinan hoy en Bolivia? Basta recordar la firma clandestina de los “petrocontratos” en noviembre de 2007. Sobra lamentar el curioso ocultamiento y anulación de las auditorías petroleras durante el año 2008.
En la minería las cosas no van mejor. Poderosas transnacionales (otrora cercanas a Gonzalo Sánchez de Lozada) se llevan la parte del león y dejan a Bolivia las migajas de su explotación. Sumitomo, Apex Silver, Newmont, Coeur D·alane Mines, Glencore Ag, Panamerican Silver, etc., trabajan el oro, la plata, el zinc y los metales del siglo XXI de Potosí y Oruro. Sólo la primera exporta mil millones de dólares al año y deposita apenas 34 en las arcas del Estado. Peor aún, tanto petroleras como mineras transnacionales van dejando a su paso desastres ambientales en los bosques, el aire, los suelos y las aguas. Diversas regiones y ríos del país aún permanecen intoxicadas o resultaron convertidas en páramos como efecto de otros “tiempos de bonanza”. Bonanza para otros, no para el pueblo boliviano.
Bolivia ya agotó su plata, su estaño, su petróleo e incluso, tal cual se sabe por recientes revelaciones incómodas para el Gobierno, su gas. Han pasado casi 200 años de saqueo sostenido bajo regímenes de todo signo y color. A cinco años del Gobierno masista, 2.9 millones de bolivianos sufren hambre extrema, los indicadores de desempleo no han disminuido y superan el 11 por ciento, el país sigue postrado. A cinco años del Gobierno masista, la Madre Tierra que el Presidente Morales dice defender, se halla herida, arrasada y agotada, fruto de los modelos económicos de siempre: transnacionales, saqueo y corruptos. Es más, los nevados y los cielos patrios sufren los resultados de ese “modelo” aplicado masivamente en otras latitudes.
¿Es ese el “modelo” a negociarse en el caso del litio?
Los humanistas revolucionarios, conscientes del rol trascendental que tienen las riquezas nacionales, de la crisis medioambiental y de la realidad social boliviana exigimos y proponemos:
- La suspensión de toda tratativa con las empresas transnacionales que pretendan explotar el litio y otros recursos naturales.
- La expulsión de las empresas petroleras y mineras que saquean la riqueza nacional y destruyen el medio ambiente.
- Denuncias internacionales sobre los daños económicos y medioambientales que ocasionaron las empresas transnacionales en Bolivia.
- El inicio de un proceso de transparentación y revisión de las negociaciones realizadas sobre los recursos naturales del país con las transnacionales.
-Juicios de responsabilidades y sanciones ejemplares a los funcionarios que hayan cometido delitos contra los intereses del Pueblo, tengan el cargo que tengan.
-Inicio inmediato de una revolución agraria que permita la convivencia armónica de los bolivianos con la naturaleza.
- Inicio urgente de un cambio de matriz energética e intensas campañas de mitigación a los daños ecológicos, remediación y protección del medio ambiente.
¡No a las Armas! ¡No a la Violencia! ¡No al saqueo transnacional de Bolivia! ¡No a la destrucción de la Madre Naturaleza!
Bolivia, 04 de Noviembre de 2010
